Trauma obstétrico.
El cuerpo violado y su repercusión traumática.
Abordaje integral del trauma I.
21 y 22 de mayo.
Imparte Gabriella Bianco.
Viernes de 17 a 21, sábado de 10 a 20.
Trauma obstétrico.
La experiencia de dar a luz a una criatura representa sin duda uno de los acontecimientos más trascendentes de la vida reproductiva y sexual de la mujer que atraviesa la experiencia de maternidad con y por su propio cuerpo, involucrando su mente, sus emociones y su espíritu. Algunas mujeres viven el parto o la cesárea como una experiencia traumática y/o como una re-traumatización. Estudios recientes desde los ámbitos de las neurociencias y de la Salud Primal apuntan a que el impacto psicológico de un parto traumático tiene consecuencias relevantes en la salud (mental) de la madre y del bebé, muy especialmente en la calidad del vínculo afectivo, pilar fundamental para la construcción de un apego seguro y sano.
El cuerpo violado y su repercusión traumática.
Las estadísticas que se manejan en España acerca de la violencia física y sexual, así como del abuso sexual sufridos por niñas, niños y mujeres ponen de manifiesto la necesidad de tener en cuenta esta realidad en todos los ámbitos de la vida y así también en la atención al desarrollo psico-afectivo y sexual de mujeres e hombres. La violencia ejercida por mano de otros er humano deja su huella no solamente en nuestra psique, sino también a nivel físico, emocional y espiritual creando un caldo de cultivo para el desarrollo de síntomas y (psico)patología que vienen a representar solamente la punta del iceberg. Las consecuencias de trauma de estas características nos restan salud y bienestar, incidiendo negativamente en nuestra calidad de vida y en nuestra capacidad de mantener y disfrutar de relaciones saludables, íntimas y satisfactorias.
Abordaje integral del trauma I.
Integrar los conocimientos sobre trauma a la labor psicoterapéutica que realizamos habitualmente requiere tiempo, paciencia y reflexión. Proponemos abordar las secuelas del trauma de forma arte-sanal, integrando elementos que puedan acoger delicadamente a la persona herida en su integridad y complejidad. Por la rendija que permita la herida será necesario brindar la savia adecuada en el momento oportuno, trabajando desde el cuidado, la apertura y recomposición del cuerpo físico, así como desde la reparación de la dignidad, la autoimagen y la autoconfianza para que la persona recupere la motivación por la vida y pueda construir un nuevo puente sólido desde su mundo interno hacia el otro y todo el mundo exterior. La sanación del alma requiere de nuevos aspectos simbólicos y alquímicos para nutrir la necesaria resiliencia y propiciar un posible crecimiento post-traumático. Para todo ello se emplearán herramientas corporales, gestálticas, congnitivas y del lenguaje artístico en su más amplio abanico, así como de recursos arquetípicos y simbólicos que faciliten la integración y la transformación del Ser.